ESPACIO SONORO, ENVOLTURA SONORA.
La significación simbólica del ruido es una conquista del espacio y del volumen, es la expansión del yo más allá de los límites corporales.
El sonido como el gesto, es una proyección del yo en el espacio, y aun más que el gesto, llena el espacio de mi presencia.
A los niños les gusta el ruido, disfrutan de él cuando no hay culpa, sobre todo el ruido que ellos hacen, porque el ruido es la afirmación del sí, es la conquista del espacio sonoro y cuando el niño es pequeño, el silencio es ausencia, el silencio envuelve y se pega al cuerpo, reduciendo al yo a su dimensión corporal.
El gesto es limitado y direccional, lo sonoro se propaga por el espacio y alcanza a todos los que en él se hallan, el espacio sonoro es individual, es compartido, por eso a veces el ruido se vive como una agresión.
El sonido, está expresamente vinculado, desde el principio a la relación con el otro, forma parte del vinculo y de la envoltura del bebe, por esto es tan importante, la forma en la que nos dirigimos al bebe, las palabras que utilizamos, el tono de voz, el ambiente sonoro en el que está el bebe, a través de la voz de la madre y del entorno, el bebe va creando un vinculo estable que le da seguridad y le ayuda a construir su unidad corporal a través del placer y la envoltura.
Los cuidados sonoros son tan importantes como los cuidados físicos y amorosos, nuestra presencia y nuestra voz, dan sentido a las experiencias que el bebe vive desde la concepción y van creando un tejido de sostén en el que el niño puede desarrollarse, con respeto, seguridad y confianza.
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